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Se dice que Italia no tiene un solo lugar que no merezca la pena visitar. Desde sus ciudades y sus costas hasta sus pueblos de montaña y sus paisajes naturales, todo tiene un atractivo irresistible, Villa Adriana en Tívoli es un claro ejemplo.
Sumérgete en este viaje a través del tiempo, hasta los años de oro del Imperio Romano. Sáltate las colas y conoce la imponente villa vacacional construida por orden del emperador Adriano.
Visitar Villa Adriana en Tívoli
Ubicada en Tívoli, a tan solo 23 kilómetros al noreste de la capital italiana, cuenta la historia que Adriano estaba harto del palacio en el Monte Palatino, cerca del Coliseo de Roma y se hizo construir esta hermosa villa, sólo para su regocijo y descanso.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, la hoy llamada Villa Adriana (o Villa de Adriano) se compone de unos 30 edificios de tipo clásico, repartidos en nada menos que 120 hectáreas. Si bien aún no se ha llegado a excavar todo el lugar por completo, se puede apreciar la magnitud de la villa, digna de un emperador.
Qué ver en Villa Adriana
La villa Adriana contaba con una sala de baños relajantes, una galería de arte, el llamado «Canopo», una piscina rectangular rodeada por esculturas, la cual había sido inspirada en la Villa Egipcia del mismo nombre, otra piscina circular con una isla artificial en medio, el templete circular de Venus, la plaza del oro, el teatro marítimo y un sinfín de piezas que han sido desenterradas.
Podrás caminar por los mismos lugares que pisara Adriano, siglos atrás. Aquí, la historia se puede palpar de cerca. Disfruta de la experiencia única de sentirte parte del pasado de uno de los imperios más colosales que jamás conociera la humanidad.
Maravíllate, entre otras tantas cosas, con la escultura en mármol que fuera dedicada a Antinoo, uno de los amantes del emperador.
Con la decadencia del imperio romano, la villa fue quedando librada a su suerte, y poco a poco se la abandonó por completo. Años más tarde, algunas de sus estatuas y otras obras de arte fueron robadas, dejando el complejo completamente en ruinas.
¿Por qué merece la pena visitar la Villa Adriana de Tívoli?
Sencillamente, porque se trata de uno de los complejos arqueológicos más increíbles de toda Italia, con ruinas de edificios que datan del siglo II, época en que se construyó la villa.
Podrás ver lugares como el Serapeum, una gruta artificial y templo, dedicado al dios Serapis. Las alusiones a otras culturas (Canopo y Serapeum, por ejemplo) son producto de los muchos viajes que realizara el emperador Adriano. Visitar la Villa Adriana permite apreciar el poderío con el que contaba el imperio romano por aquellos años.
La intención de Adriano era crear una pequeña ciudad, que tuviera palacios, termas, piscinas y fuentes rectangulares, y a la vez recrear sus sitios griegos y egipcios predilectos.
Cerca de aquí está la Villa del Este, otro lugar que no puedes dejar de visitar. Se trata de una residencia de estilo renacentista, llena de bellas salas y con gran cantidad de frescos recubriendo paredes y techos. Pero, sin duda, son sus jardines los que se merecen una visita, con sus centenares de fuentes distribuidas en medio de la abundante vegetación, y detalles de gran belleza.
En el siglo XV muchas de las esculturas de la Villa Adriana terminaron en Villa d’Este ya que, técnicamente, se saqueó una para decorar la otra.
Entradas Villa Adriana ticket y tour sin colas
Si lo deseas, se pueden visitar ambas villas en el mismo día, dado que se encuentran muy próximas la una de la otra, de hecho existen tours guiados desde Roma que te llevan a visitar Villa Adriana y Villa del Este conjuntamente.
Aquí puedes conseguir tus entradas a Villa Adriana de Tívoli, a la vez que tendrás la posibilidad de acceder a una Pemcard. Se trata de una postal digital que emula las tradicionales postales de otra época, para que puedas enviarla en forma virtual a quien tú quieras, en cualquier rincón del mundo.
Espero que te haya resultado útil e interesante este recorrido por la fabulosa Villa Adriana. Queda claro que Italia no tiene un solo lugar que no merezca la pena visitar. ¡Buon viaggio!