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Visitar Piazza Navona en Roma

por | Qué ver en Roma

Roma es poseedora de una belleza sin par, colmada de historia y encanto. Cuna de artistas y pensadores, de uno de los imperios más poderosos que conociera la humanidad, así como también de una de las gastronomías más deliciosas y únicas del mundo. Quien camina por sus calles se siente inevitablemente transportado a otros tiempos.

Visitar Roma es querer perderse por sus vías para descubrir sus iglesias, sus fuentes, sus obras de arte.

Una de sus visitas inevitable es la monumental Piazza Navona, una de las más bellas plazas de Roma. Ubicada en pleno centro de la ciudad, y construida sobre un antiguo estadio que albergaba nada menos que 30.000 personas, hoy la Piazza Navona es uno de los lugares preferidos por los turistas, y un espacio único para disfrutar de un café, un almuerzo o un delicioso helado.

La Piazza Navona en Roma

Con una extensión de casi 300 metros de largo x 106 de ancho, el estadio Domiciano, que es donde hoy se ubica esta plaza, era utilizado para diversos juegos, a los cuales asistía el pueblo.

A mediados del Siglo XV, gracias al Papa Sixto V, quien fuera uno de los grandes urbanizadores de la ciudad, el antiguo estadio, que se encontraba en estado ruinoso, pasó a ser un espacio público.

En tiempos del barroco, en torno a la plaza, comenzaron a construirse diversos edificios de gran belleza. Actualmente, la Piazza Navona es un ejemplo del barroco en Roma.

Las fuentes de Piazza Navona

Sin lugar a dudas, lo más destacado de la piazza son sus tres fuentes, las cuales cuentan con una riqueza escultórica verdaderamente sobrecogedora.

En el centro se ubica la Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los 4 Ríos), una obra realizada por el maestro Gian Lorenzo Bernini, a pedido del papa Inocencio X Pamphili. En ella se representan los 4 ríos considerados más importantes del mundo en aquel entonces: el Ganges, el Río de la Plata, el Nilo y el Danubio.

En la parte superior se erige el Obelisco de Domiciano, construido en Egipto. Este detalle representa un claro homenaje al Estadio de Domiciano, el cual también contaba con un obelisco egipcio en medio de la arena.

En los extremos de la piazza, se encuentran la Fontana di Nettuno y la Fontana del Moro, dos obras diseñadas por Giacomo della Porta y adornadas por Bernini. Estas dos fuentes son de menor tamaño que la central, pero igualmente muy bellas.

El estadio de Domiciano hoy

Visitar la Piazza Navona es dejarse maravillar por su arquitectura, disfrutar de un almuerzo en alguno de los tantos restaurantes ubicados en sus calles laterales, y apreciar a los artistas callejeros que se dan cita aquí. Es habitual ver un ir y venir de turistas y locales que parece no detenerse jamás.

En uno de sus lados puede verse la Iglesia de Santa Agnese in Agone, un templo de gran belleza, el cual puede visitarse en forma gratuita. También puede verse el antiguo palacio familiar de los Pamphili (Palazzo Pamphili), un edificio imponente construido a mediados del siglo XVII, en estilo barroco.

Piazza Navona subterránea

Roma es conocida por ser un museo a cielo abierto, con sus ruinas y sus esculturas, su arquitectura y sus excavaciones arqueológicas, da la sensación de que pasado y presente conviven y se dan la mano.

Piazza Navona no es la excepción, para los amantes de la historia, existen visitas guiadas por los túneles que se encuentran por debajo de la plaza.

Abierto al público desde 2014, este yacimiento permite ver cómo era el antiguo Estadio de Domiciano, y cuenta, gracias a reconstrucciones 3D, fotografías de las distintas excavaciones, y los artefactos y esculturas encontradas, cómo el estadio fue evolucionando hasta convertirse en la Piazza que hoy conocemos. Sin duda una experiencia única.

 

La Plaza Navona es una de las joyas al aire libre más bellas que tiene Roma. Por su historia, bien podría ser una pieza de museo, sin embargo, no deja de mostrarse llena de vida, y parece fluir como el agua de sus tres fuentes.

Una visita obligada junto con las entradas Coliseo de Roma que no puede faltar en tu viaje a la ciudad eterna. Podríamos decir que se trata del auténtico corazón de la ciudad, siempre latiendo y lleno de vida.